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lunes, 12 de noviembre de 2012

Lunes otra vez


Los lunes normalmente me cuesta levantarme, después de un fin de semana tranquilo con mis chicos. Pero este lunes me cuesta especialmente.

La semana pasada no fue buena para mi en el trabajo. Hubo un malentendido con la responsable y parte del trabajo que ella pensaba que había hecho, estaba sin hacer. Toda la semana la he pasado entre prisas y nervios, tratando de terminar aquello que faltaba. Finalmente no terminé y hoy se supone que he de acabar, tarea que veo imposible. Ellos todo lo hacen muy rápido, cuando hablan de lo que han de hacer los demás, claro.

Pretenderían que echara horas en acabar, pero yo tengo responsabilidades y no puedo quedarme más tiempo de mi hora habitual de salida. Creo que esto es un problema y sufro porque por este motivo se quejen de qué no me implico o algo parecido. Este es en pseudónimo para decir que no te quedas más después de tu hora, que no te implicas.

En fin, también pienso que he de tomármelo con más calma y no dejarme marear tanto por ellos, pero aún no he averiguado cómo hacer eso. A ver cómo se desarrolla hoy el día y qué cosas soy capaz de terminar.

Ya tengo decidido que no quiero continuar en este proyecto. Ahora me falta encontrar el momento adecuado para plantearlo. Cuando pasen unos meses más trataré de hablarlo con mi jefe, con la excusa de que estoy muy lejos y tratando de decirle que quiero algo que sea más adecuado a mi perfil, pero sin que parezca que no me he adaptado al cambio. Qué complicado es todo, pero he de encontrar la manera de plantearlo y de que en cuanto surja otro proyecto me tengan en cuenta y me cambien.

No me gusta la forma de trabajar que tienen. Cambian de idea y de prioridades cada pocos días. Te hacen invertir tiempo en algo para luego decir que lo van a hacer de otra manera. Sin embargo el día que hay un retraso por un error de uno a correr tocan. Si no me hicieran perder tiempo ellos, otro gallo cantaría. Vamos que es un caos terrible. No saben planificar, gestionar ni organizar, por mucho que ellos piensen que sí. Lo que les gusta es poder llamarnos a todos y cada uno a su mesa por turnos para pedir explicaciones de lo que estamos haciendo y cuanto nos falta para terminar. A mi eso me genera estrés. Me paso el día mirando el reloj a ver si es la hora a la que he quedado que le daré el parte de día. Me resulta hasta angustioso, sobre todo cuando las cosas se complican y no he avanzado lo que debería.

Supongo que después de lo que he contado entendéis por qué no quiero seguir mucho tiempo en este proyecto.

Suerte de las clases de conducir, son una terapia fantástica para mi después de un día estrés ante de trabajo.

2 Comments:

At 11/14/2012 10:29:00 p. m., Blogger dadaista said...

Estimada Carla

Me alegra saber que conducir la tercera vez por BCN es terapia fantástica-relajante(*)...je,je,je...

Ánimo y sds!

PD.¿Qué hace esa empresa?

 
At 11/17/2012 09:45:00 p. m., Blogger Manu, The Java Real Machine said...

Hola Carla, lo de la desorganización es lo peor. Termina desconcertando a la gente, evita que se concentren en el trabajo y encima no hay forma de avanzar lo que se debe.

Suerte con tu jefe, a ver si te puede cambiar de cliente.

 

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